Texto introductorio del proyecto «Yvÿ Marae`y (un desplazamiento estético a Bañado Sur)». Dicho proyecto fue el resultado de la investigación de la «Maestría en Arte y Cultura de Iberoamérica», cursada en la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay durante el curso 2005-2006, y se concretaría en dos exposiciones de fotografía y pintura en la ciudad de Asunción, Paraguay.
La gente vino a buscar un lugar donde poner los pies. Y ese lugar fue un no-lugar; tan no-lugar que no tiene propietario. Eso es el Bañado que hoy corona el río Paraguay: Paragua-y. Río coronado de plumas, adorno de los hombres. Ese lugar ha adquirido el triste privilegio de convertirse en no-lugar, con una especie de irrealidad y de mentira que la ciudad de arriba vuelca sobre él, con sus basuras, sus deshechos, sus inconfesables productos de egoísmo.
A esta tierra de males y miserias han ido llegando gentes de todos los cantos y recantos del país. Aquellos que sintieron que la tierra ya no los podía sustentar; exiliados y ahora extranjeros sobre su tierra y en su tierra. Casi olvidado el paisaje natural, se encuentran basuras y desorden, parece que todo sobra porque todo es desechable.
Es ahí donde aparece el catador de imágenes; no, de personas que da vida a la imagen. Fotografías[1] sin anécdota, cada figura es lo que es sobre una tierra roja y teniendo a la espalda una pared blanca donde apenas se han formado las manchas de la sucia humedad.
En este contexto descontextualizado al máximo, tan marginado que perdió sus márgenes, viene la historia de personas que se convierten en “pensamientos pintados”, “mano, pintor de la pintura”, como dice el verso de Rafael Alberti.
En las fotos está la impactante irrealidad de lo concreto, sin distracciones. Están las personas, no tanto como son, sino como quieren ser: de pie, felices, de frente, en su ser de cada día, con sus firmes y secretas voluntades, sus aspiraciones abiertas al que quiera hablar con ellas.
En las pinturas la abstracción realista es más directa. Sobre el blanco puro de la descontextualización más radical está la figura única de un hombre o de una mujer en actitud de ofrenda vertical que sube a través de todos los cielos del ser y del querer ser. Omnis virtus ab intus. Toda la verdad está en el interior. Es la ascensión y la asunción de la vida de cada día. No distraída en las anécdotas del afán diario, la figura está de pie, sin suelo y sin cielo, y sin embargo no está sola. Se comunica con cada uno de los que pasan frente a ella. Pocas veces había visto y sentido tanta comunicación en un solo ser. Su unicidad es pura otredad. Su dignidad sin repliegues, concreta y realista, es un nudo y haz de relaciones.
¿Será esta la búsqueda de la Tierra-sin -mal?
Ciertamente nos convidan, cada uno a su manera, a seguir el camino que conduce, por el otro, hacia nosotros mismos.
Bartomeu Melia, s.j.