De » I Quaderni di Caesar Augusta»
– XXXV –
[traducción del texto original en italiano]
«El Silencio del Viaje”
de Paloma Eslava

– Contra acción, IAACC Pablo Serrano, Zaragoza. (14/06/17-17/09/17)
Veo bajo el agua la sombra de los pájaros en vuelo.
Un mundo de silencio, casi submarino, donde la poesía es musa proscrita por los mezquinos.
Los pájaros sobrevuelan el agua, sólo para espejarse y ver sus múltiples sombras al atardecer.
Siguiendo una espléndida línea por los campos y litorales, desde el Monte Argentario a la Riviera Ligure, atravesando la Provenza y descansando en los destellos cristalinos de la Costa Brava, florecen, incansables, los campos de lavanda.
Entre sueños y recuerdos, arrastrando la memoria –que cada batir de alas fatiga más el vuelo-, he llegado hasta un cuadro y la frase de un joven poeta.
Estoy en el Museo Pablo Serrano y, bajo un sol homérico, en la capital del Cierzo, se despliega, de repente, el silencio.
Y ahí, en la penumbra, un sonido largo de hojarasca con nostalgia de humedad, un artista (espero que me permita la obsolescencia del nomen-omen) : Javier, “el Joven” me habla como Plinio “il Vecchio” de una soledad perenne que encuentra su fuerza en el pasado.
En sus cuadros veo la búsqueda, el lenguaje que quiere hacer suyo, y todavía no lo sabe. Experimenta cual alquimista nuevo la fotografía, el video, la instalación; son prolongaciones de sí mismo, pues él es la palabra y el grito silencioso.
Hiedras oscuras se yerguen sobre muros inexistentes. Atravieso los cuatro estadios de su conversación: Logos. Silencio. Quietud. Profecía.
El λόγος universal que a Javier, poeta, desde una quietud atronadora, lo convierte en profeta clamantis in deserto.
La dimensión de algunas obras es como un viaje, una singladura en la que imágenes vuelan como el tiempo, terriblemente veloces, en su ilusoria quietud.
Y contemplo el Wu Wei intuido, en que la acción sin acción, no significa una invitación a la pasividad, sino una atención máxima al mundo que nos rodea y su naturaleza.
Veo en la conexión con sus orígenes, que las raíces serán su fuerza y tal vez su mejor bagaje.
Y como en otro inolvidable verano para mi, recuerdo, frente al cuadro final, en que el artista afronta la inmensidad por venir -y el futuro que no espera-, a mi leal Seneca cuando dice : “todo lo que ves corre con el tiempo. Yo mismo, mientras afirmo que las cosas cambian, he cambiado”.
Así termina este viaje de silencio, con la sorpresa de haber encontrado la obra de Javier Joven, también en el eco de sus palabras que flotan en el vórtice del verano : “He visto morir el horizonte, desvanecerse y envolverme el ígneo fulgor del vacío”.
Paloma Eslava , © Junio 2017
Writer, Art Curator, Consultant and Critic (member of A.I.C.A.)
Exposición “Contra Acción” – Javier Joven
en IAACC Pablo Serrano